Como eclipse esencial de tu mirada
llevaré los calipsos de tus olas,
que en quemantes abrazos, siempre a solas,
nos envuelva arrullando en tu morada.
Ebriedad de mis ansias y callada
es que observo tus labios como esmolas,
porque dejan caricias de amapolas
en mis senos de nácar alunada.
Soltaré mis deseos, mis latidos,
al azur del instinto que aprisiona
esta sed de mis pétalos floridos.
Cuando bebas tu vino que corona
los violines sagrados y sentidos,
en delirios me funde... me ilusiona.
Esther Gladys Noriega
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